Capítulo IV
Cinco años después, la “tormenta de alquimia” (extraño nombre con el que se dieron a conocer en el mundo de la ciencia), llegó a realizar la primera de sus importantes teorías perfectamente erradicando uno de los virus letales que estaba infectando a la población hasta llegar, incluso, a matarla. Sus primeros e infames supervivientes eran, como no, animales de todo tipo: ratas, monos, aves, caballos, canguros, delfines, etc. Su propuesta era salvar distintas especies, incluso la humana, de la extinción. Lo curioso de sus investigaciones era que el virus sólo afectaba a los animales en zonas aisladas, en cambio, a los humanos parecía una pandemia general. Ellos también sufrieron los síntomas y con un antídoto tan evolucionado que se inyectaron para combatirlo y crear anticuerpos por si volviesen a contagiarse, pero esto nunca lo comunicaron a nadie ni siquiera fue reflejado en las investigaciones.
Hubo un caso en el que dieron al paciente por muerto.
Una joven de unos veintiún años de edad viajaba a Japón por sus estudios universitarios como intérprete y traductora durante un curso para perfeccionar su japonés y vivir la cultura y costumbres de tal nación. Pero un día, durante su paseo matinal por las calles niponas, se desmayó. Las pocas personas que se fijaron en su reacción comenzaron a rodearla. Durante un largo periodo de tiempo nadie hizo nada y, al fin, alguien (inteligente) avisó a emergencias, y al cabo de unos minutos apareció una ambulancia. La joven fue trasladada al hospital en el cual sería ingresada al descubrir que padecía la enfermedad y que estaba en una situación un tanto crítica porque el virus estaba bastante desarrollado.
Los médicos no pudieron hacer nada, además, no tenían los medios para frenar el avance del virus. La chica cayó en un coma profundo, su estado fue determinado como irreversible y, sólo había un grupo de personas que podrían, quizás, devolverle la vida por un periodo corto de tiempo. Decidieron llevarla al laboratorio e intentarlo con su “antídoto”. La cosa estaba bastante mal porque el antídoto no era lo suficientemente efectivo para luchar contra el virus desarrollado. Meses llegó a durar el experimento hasta que la joven falleció en uno de sus múltiples intentos de traerla de vuelta.
Abandonaron toda esperanza. Su sueño de poder conseguir salvar la raza humana de aquel sufrimiento poco a poco se iba desvaneciendo poniéndoselo más difícil. ¿Por qué no pudieron salvarla? ¿En qué se habían equivocado? ¿Por qué no hizo efecto el antídoto? Estas y otras tantas preguntas se cuestionaron después de ver tal fracaso. Cayeron en el anonimato de científicos que fueron y volvieron a sus antiguos oficios: cantantes, actores, presentadores, bailarines, en definitiva, artistas del mundo del espectáculo cuyo mundo añoraban y que clamaba su regreso.
Al cabo de unos meses, todos habían olvidado lo referente a la ciencia y el cuerpo de la joven abandonado en el laboratorio.
- Pero, ¿qué hubiera pasado si la hubiésemos conseguido salvar? – Nino interrumpió el silencio que reinaba en la sala donde se encontraba el grupo. Ahora se captaba en el aire cierta tensión y los tormentosos comenzaban a sentirse incómodos. – Quizás, aún podamos intentarlo. Seguro que hay una solución – dijo esto mientras dejaba su ‘DS’ sobre la mesa. Algo en su interior le decía que aquel cuerpo inerte abandonado en el laboratorio serviría para algo.
- Y, ¿qué pasa con su familia? Alguien los tendría que haber avisado. No creo que ella les dijese que no les iba a volver a llamar durante una temporada. Quizás se le podría haber olvidado por unos días o una semana, pero no cinco meses. Pensarán que le ha ocurrido, bueno eso es lo que ha sucedido. – Respondió Ohno a tal tensión que había creado esa interrupción.
Todos se asombraron de su reacción. Nunca antes Ohno había estado tan serio y molesto respecto al tema.
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